Hola amores!
Que tal anda por aquí mi gente?
Yo estoy contenta, me llegaron los
resultados hace pocos días de la prueba del talón y reconforta
saber que mi niño esta sanote!
Voy a contaros poca cosa, ya que quiero
enseñaros la historia que tengo escrita de hace días, pero que este
enano no me a dejado enseñaros.
Espero de verdad, que la leáis con la
misma ilusión y motivación con la que yo la escribí, así que no
me voy a enrollar más y os la dejo a continuación.
Las 2
de la mañana. MALDITO INSOMNIO!
No
tenía ni la menor idea de como cojones conciliar el sueño...
No me
gusta contar ovejas, así que me puse a pensar. Pensé y pensé que
es lo que podía hacer mañana, o más bien, dentro de unas horas, ya
que dicen que teniendo la mente ocupada produce despiste y ayuda a
dormir.
LO
TENGO! Me apetece y quiero comprarme un perro!
Deseando
que llegara la hora de levantarme, y en cuanto lo hice, seguí la
rutina de cada mañana.
Me
preparé mi café con leche y cuando estaba listo, me dispuse a
encenderme mi cigarrillo. Acto seguido agarré el móvil y me puse a
buscar...
Que
caros eran por Internet los malditos pitbulls!
En
cuanto se levantó mi mujer me propuso ir a comprar, ya que era día
de compras y estábamos gastando el último brick de leche del mes.
Como odiaba ir a comprar, pero así me distraía y me daba el aire.
Cuando
Marta estuvo lista, nos dirigimos al coche dispuestos a hacer la
compra mensual.
Al
llegar al Carrefour, aparcamos en el sitio más cercano a la puerta,
porque me suele dar mucha pereza andar tanto, y más con la carga de
la compra.
TOMA
YA! Antes de cruzar aquellas enormes puertas automáticas, lo vi!
PARA
CUALQUIER DUDA PONERSE EN CONTACTO CON ALBERTO AL 555 555 555.”
Saqué
el móvil de mi bolsillo, y dejé registrado el número para llamarlo
más tarde. A pesar de que mi mujer no quería animales en casa,
pensé que si ya lo traía pagado y tan pequeño, le haría ilusión,
o por lo menos no me diría que no ni me haría devolverlo.
Al
llegar a casa fue lo primero que hice, mientras Marta guardaba toda
la compra en su lugar, salí por la parte trasera de la casa
dispuesto a llamar a Alberto.
Finalicé
la llamada y me senté en una de las sillas del jardín a pensar,
mientras me fumaba otro cigarrillo.
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