Hola chicos y chicas!! ¿Os dejé con
las ganas de más ayer?
Pues hoy voy a continuar con la
historia, pero antes de nada... ¿Qué tal estáis?
Yo esta noche la he pasado mejor,
aunque después de la analítica y el electro de esta mañana, he
vuelto a quedarme dormida en cuanto he llegado a casa! No sin antes
haberme llenado el estómago, lo que llego a zampar! :) YA QUEDA
MENOS!
Aquí os dejo, con la continuación de
la historia.
Cuando se iba acercando la hora de la
cena, a eso de las siete y media, más o menos, hicimos el baño
diario de Pablo. Bueno diario... a veces no es así, porque solemos
estar 2 o 3 días sin bañarlo, ya que no suele ensuciarse mucho.
Ventajas de que no ande!!
Le gusta mucho su momento de agua, lo
demuestra chapoteando y jugando. Cuando por fin se cansó de jugar,
lo saqué del agua y acto seguido lo dejé en el cambiador. Lo
envolví bien con la toalla, para que no cogiera frio, y en ese momento fue,
cuando me dí cuenta, de que no había preparado el pijama.
ES MUY PEQUEÑITO PARA CAERSE, PENSÉ!
Así que lo dejé allí, un momento
sólo, mientras yo buscaba el pijama del día anterior en la
habitación contigua al baño. Suelo aprovechar los pijamas varios
días, ya que los nenes tan pequeñitos tampoco sudan tanto.
Al volver, tal y como supuse, Pablito
seguía allí, en el sitio exacto donde lo dejé, así que me puse
manos a la obra. Me dediqué exclusivamente a ponerle el pañal, ya
que llevaba un buen rato fuera del agua, y seguramente estaría seco.
No suelo echarle crema todos los días,
puesto que no es recomendable, o al menos es lo que me aconseja una
amiga, la cual me hace las uñas cada semana.
Después de tenerlo ya listo,
habiéndole puesto el pañal y el pijama, lo agarré y bajé las
escaleras dispuesta a hacer la cena. Puesto que el había hecho su
última toma a eso de las tres, podía esperar un poco a que yo
cenara primero.
Me dirigí a la cuna parque, lo solté
dándole un juguete y avancé a grandes zancadas dirección a la
cocina. QUE HAMBRE TENÍA! Preparé una ensalada fresca de patatas
con atún, huevo y mayonesa, y me dispuse a sentarme a comer. Al
terminar, le preparé el biberón a Pablo, ya que fue entonces,
cuando empezó a ponerse revoltoso.
Mientras lo mecía con mis brazos, a la
vez que se calentaba el bibi, le hablaba como si realmente me
estuviera entendiendo:
- Hay hijo mio, no veas lo que comes... Y como te pones con la espera... Parece que te estamos matando. Ya va, ya va!!
Una vez se terminó el biberón, lo
mecí hasta que terminó por cerrar completamente los ojitos. QUE
PAZ!
Me levanté despacio del sofá,
teniendo cuidado de no despertarlo, y caminé hasta su habitación,
donde lo acosté y tapé, no sin antes darle un beso de buenas
noches.
Y allí me quede... inmóvil. Mirando a
ese bebé tan bonito, que la vida me había regalado.
FIN.
Y esto es todo sobre esta historia
gente! Una historia, no rebuscada, ni inventada, sino mezclada de
varias versiones de madres primerizas, y no tan primerizas, que se de
primera mano.
En mi opinión, creo que cada madre y
cada niño es un mundo, eso está claro!
Pero si es verdad, que se ven muchas
barbaridades. Yo sinceramente creo que el mundo, en general, está
muy mal repartido. Viendo madres como estas, que no es que sean
malas, sino que deberían primero formalizar más sus vidas, y
aprender a cuidarse un poco primero ellas, antes de tener niños.
Me da pena, que aún después de todo,
hayan algunas mujeres que, por desgracias de la vida no pueden
quedarse embarazadas, y tengan que sufrir lo que se sufre para poder
adoptar.
Espero sinceramente que os haya gustado
la historia, tal y como me a gustado a mi redactarla y publicaros-la
para vosotros!
Un abrazo muy fuerte y nos vemos en el
siguiente post!