jueves, 27 de abril de 2017

Anécdota

Buenos días por la mañana!!!!!! Como estáis?

Yo mucho mejor la verdad, cada vez me puedo mover mejor, sangro menos y la herida se esta quedando perfecta, además de lo bonita que ya me la dejaron de por sí!

Quería contaros una anécdota que, sinceramente a mi me parece muy graciosa de recordar, y quería compartirla con vosotros.
Antes de todo debo decir, que soy muy mala paciente, las cosas como son.

La misma mañana que fui de visita para lo de la anestesista y tal, estando en la sala de espera, me puse a leer carteles colgados de las puertas. Me sorprendió uno y me lo quedé mirando detenidamente.
En el decía:
NO MOLESTAR NI LLAMAR A LA PUERTA, ESTAMOS TRABAJANDO.


Entonces me asomé a la puerta de la enfermera, aprovechando que estaba entreabierta, y no había nadie dentro. Mi mente lo primero que hizo fue pensar... O la chica es muy bajita y no se le ve, o aquí dentro no hay ni dios.
Efectivamente dentro de la consulta no había nadie, estaba completamente vacía. Ni pacientes ni enfermeras.
Yo creo, que jamás me sorprenderá ni me sucederá ya, nada nuevo en un hospital después de tantos años, pero la verdad es que estas cosas me hacen gracia.

No pude quejarme en ese momento, puesto que la enfermera y la doctora se portaron muy bien, fueron muy amables, me lo explicaron todo con claridad y me trataron genial.
Aunque también os digo que si me hubieran pillado a malas habría puesto una queja o sugerencia seguro.

Estuve exagerando bastante, para ver si se espabilaban en sacarme al niño ya, cosa que como podéis comprobar no me hizo falta. Tenía que sentarme en esas sillas tan asquerosas durante horas, tal como tenía la espalda, así que terminaba llevándome un cojín, así también me veían peor. Por no decir, que además de eso, llevaba la muleta para poder andar mejor y mas recta, muleta que todavía a veces uso bastante para obligarme a poner la espalda más lineal.

Que buena compra hizo mi madre cuando estuve operada de la cadera, no solo con las muletas, que además son buenas y de una tienda ortopédica, sino que también compro una cuña que aún a veces cuando no llego al baño sigo utilizando. Es una pena decirlo, pero al fin y al cabo, llevo una operación a cuestas de tan sólo dos semanas aproximadamente, y con la movilidad tan reducida es difícil llegar siempre a tiempo al baño.
Agradezco este cuerpo serrano que la vida me a dado, con la bufeta tan dura como la tengo, pero no siempre hace su servicio como debe, la pobre no da a basto.

Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho jajajaja!

Os como hermosuras.


2 comentarios:

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