Desesperación de una madre (Parte 1)

Antes de contaros nada, tengo que deciros que, si veis que desaparezco por cualquier cosa, ¡no os preocupéis! Sabéis que estoy esperando a Iker, y esto nunca se sabe.

Además, el embarazo me esta siendo muy difícil, con todos los problemas de espalda y cadera que tengo, me cuesta mas sobrellevarlo. Así que pido disculpas si digo que os leeré, comentaré o subiré algún post y no lo hago.

Tengo pensado también, para cuando este ingresada, dejar varias críticas programadas, así que tranquilos todos, ¡esto es un NON STOP!

Bueno y dicho esto... ¿Qué tal están mis queridos lectores? Aunque seáis poquitos, os aprecio y agradezco como si fueran millones. Más vale pájaro en mano que ciento volando. Además de que me gusta apreciar lo que tengo, por poco que sea, y no hablo solo del blog, sino de la vida en general.

¡Yo la verdad bastante mal! Estoy en mi recta final y... ¡¡¡¡NO PUEDO MÁS!!!!!! Noches de insomnio, como si ya estuviera Iker. Y todo por el santo dolor de espalda que llevo, por el peso que me esta cogiendo, y no querer sacarlo antes de tiempo. ¡ Hijos de ….!

En fin.. Solo me queda esperar y tener mucha, mucha paciencia.

¡Aquí os dejo lo que tengo preparado hoy para vosotros! Espero que os guste.

Eran las doce de la noche, una hora bastante decente para poder irme a dormir. Cuando ya estaba preparada para ello, fue cuando mi bebé empezó a llorar. Lógico, se me había pasado por completo que era su hora del bibi.

(Si chicas, le doy biberón y no pecho. Si queréis saber las razones,os las puedo contar. El caso es que de un día para otro, cuando ni siquiera llevaba dos semanas seguidas dándole pecho, empecé a sentir unas molestias horribles. En vez de ir al medico pensé y busqué. Acabe en la conclusión, porque si, de que era mastítis y desde entonces me pase a los biberones.)

Realmente, fue una molestia tener que levantarme, pero lo hice. Pasé por la cocina, le prepare su biberón, en la medida que me pareció y me senté en el sofá a dárselo, mientras yo miraba un programa de televisión. Decidí no cambiarle el pañal, ya que, aunque llevaba muchas horas con el puesto, los pañales de hoy en día absorben mucho, así que podía aguantar hasta la próxima toma. Subí a la habitación, acosté a Pablo en su cuna y acto seguido me dormí yo.

Fue algo extraño, me levanté no exaltada, pero si extrañada. Pablo no había llorado en toda la noche, o eso me pareció a mi, ya que si lo hizo no me enteré de nada. Sin embargo, en vez de ir a ver como estaba, decidí bajar a por mi café mañanero, necesitaba despejarme un poco.

Con la taza de café ya lista para tomar, agarré el móvil con las dos manos y me puse a teclear:

• Chicas, tengo a Pablo dormido desde ayer a las doce de la noche, hora en la que fue su ultima toma y todavía no se a despertado! ¿Qué hago?

No obtuve respuesta así que me limité a esperar. Al ver que ya se acercaban las diez y media, además de la bronca que me pegó mi marido, decidí despertarlo y darle de comer.

Me limite a preparar su biberón, mientras papá le cambiaba el pañal. Pablo ya con la panza llena y el pañal limpio, se sentía mucho mejor. Se notaba en esa carita regordeta, lo bien que estaba en ese momento.

¡Pasamos un día de locos! El niño no dejaba de llorar, la desesperación me podía y no sabía ya que hacer, así que me aproximé a la caja de medicamentos que tenemos en casa, cogí el apiretal y leí el prospecto. Pude darle hasta media cucharadita, ya que supuse que serían gases del biberón. Pasado un rato dejo de llorar, y por fin conseguí dormir-lo.

Continuará...

Antes de cerrar este post, quiero decir y pedir por favor, que nadie se ofenda por las cosas que haya tratado aquí. Lo cuento como anécdota. Una historia al fin y al cabo, que yo por supuesto, no he hecho pero si he sabido de primera mano.

Y con esto gente, espero que os guste y si puedo, mañana subiré una segunda parte.