Guapuras!!!
Como están ustedes?
Nosotros andamos de relax estos días,
ya que por fin se acabaron tantas visitas al médico.
No se si os lo conté pero, cuando
fuimos una de las visitas por el tema del peso, me dijeron que tenía
que introducirle biberones porque cogía el peso muy despacio, cosa
que a mi no me sorprende siendo “prematuro”, habiendo nacido con
3 semanas de antelación, pero en fin los médicos son así, yo le
compre su leche y desde entonces toma suplemento.
Realmente, se lo doy cuando y como me
da la gana, ellos dicen que tiene que ser después del pecho, por el
tema de que coma más pecho que bibis, y también para que luego me
agarre bien el pezón.
Si os digo la verdad, este niño se
toma el biberón de 60 ml mínimo, más media hora casi de cada pecho
en cada toma, sin horario alguno sino a demanda, lo único que
biberones no le doy tantos.
Solemos darle el bibi por la mañana,
más que nada para poder yo desayunar mientras el lo hace con papá,
y luego durante el día le doy cuando me da la vena o tengo algo que
hacer y esta muy ansioso, o en el coche cuando no tengo más huevos.
La enfermera cree que a engordado por
el suplemento, y no lo niego pero sinceramente, no le doy ni la mitad
de biberones que ellos piensan, ya que me recomendaron 30 ml cada
tres horas después del pecho si lo pedía.
Vamos a ver el niño pide todo el día,
a todas horas, así que no voy a estar dándole biberones cuando
tengo la leche a cuestas pero, 4 diarios se toma el niño seguro de
60 ml mínimo, más su hora de pecho jajaja.
En resumen tengo un niño tragón, que
la última vez que fuimos al pediatra, la enfermera nos dijo que
había engordado 410 gramos en diez días, algo que esta fenomenal.
Ya no me enrollo más y vamos a la
chicha que lo más bueno de la historia para mi es el final y tengo
ganas de llegar a el jajaja.
No
solo eran 300€, sino que además, lo tenía casi a una hora de
casa.
Me
las tuve que ingeniar para que mi querida esposa no sospechara, así
que nada más entrar en la cocina, le comenté que Antonio me había
enviado un mensaje para quedar con el esta misma tarde, y a pesar de
no haberle hecho mucha gracia, asentó con la cabeza y continuó
guardando la comida. Le gustaba poco que quedara con el ya que sabia
lo tarde que solía llegar siempre, y lo lejos que el vivía, pero
aún así aceptó!
Habiendo
terminado ya de comer, subí al baño me duche y arregle y para poder
llegar a la hora acordada.
Una
vez abajo me deslicé con alegría hacia el sofá dispuesto a darle
un beso a mi princesa y acto seguido a grandes zancadas cogí las
llaves del coche y salí por la puerta.
Sacando
ya el coche del garaje, con la música a tope, inicié el navegador
con la ubicación que Alberto me mandó esta mañana, y seguí el
camino. Estaba como loco por llegar!
Fue
bastante rápido todo, la verdad. Al llegar el chico ya me estaba
esperando y cuando me dejó pasar, solo tuve que elegir uno pagarle y
marcharme de aquel lugar.
Antes
de llegar a casa, tenía que comprarle comida, collar, correa y algún
cinturón.
Bastante
dinero me había costado ya como para encima comerme una multa!
Paré
en el primer chino que encontré, y cogí todo lo necesario para
poder retomar el camino a casa.
No
sabría como describiros la cara de mi mujer al entrar por la puerta.
Al principio fue una sorpresa y alegría, cuando vio al perro, no se
si era de cabero o desesperación total!
Ella
no quería animales, pero no sólo fue eso, era un cachorro y encima
de raza peligrosa!
La
tranquilicé, vamos solo tenía 2 meses y podían educarle a su
manera, y además era una hembra muy adorable y cariñosa.
Realmente
no le hizo mucha gracia, pero en cuanto la cogió la cosa cambió por
completo.
Tras
varios días con la perrita ya en casa decidimos juntos ponerle el
nombre de Nala. No por ser la raza que era tenía que tener un nombre
fuerte o agresivo, así que estuvimos de acuerdo los dos, a pesar de
ser más idea de ella que mía. Al menos había aceptado.
Era
una perra buenísima. La primera semana la lió bastante entre pipís,
cacas y romper alguna que otra tontería, pero poco a poco fue
aprendiendo a comportarse y lograr hacer sus necesidades en el
jardín, o en la calle.
Se
fue habituando a los horarios de paseo, aunque era Marta la que
siempre la sacaba.
Que
cariño se les coge en tan poco tiempo. Cada vez era más cariñosa a
pesar de que pasaba poco tiempo con ella, me esperaba en la puerta, a
la hora exacta en que yo llegaba de trabajar, después de pasarme
todo el día fuera de casa.
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